La Disciplina



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Jugando con su niñez, un niño dejó de hacerlo para dirigirse a su padre, a quien preguntó:
— ¿Por qué a mi compañero de juegos siempre lo reprende su padre y tú conmigo no haces lo mismo?
—Porque la disciplina se impone a quien no cumple su deber.
—Pero, ¿no crees que después de tanto tiempo, mi amigo ya debería ser como quiere su padre?
—Hijo mío, —dijo el progenitor—, si un árbol crece torcido y alguien, con amor lo endereza y cuida, es porque en iguales circunstancias están sus raíces.
—Perdona, pero no entiendo.
El padre explicó:
—Lo que quiero decir es que, si quien imparte disciplina no es a su vez disciplinado, no puede ser obedecido, a menos que lo haga por la fuerza, pero entonces, sobre el camino del tiempo, lo que va sembrando es rebeldía.

Emilio Rojas


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