El músico triste se encontraba junto al piano, pero estaba
triste, aunque tocando algo para pasar el rato.
Sin embargo ocurrió que, de repente, tocó un acorde que
estaba esperando tocar toda su vida. El acorde fue realmente bello, tan bello
que el mismo autor se sintió transportado a otra esfera.
Posteriormente, volvió a intentar conseguir el mismo acorde,
rato tras rato, día tras día, pero sin poder conseguir aquella armonía. Lo
intentó durante meses hasta casi volverse loco, pero no lo consiguió.
Después de tanto intento decidió no esforzarse más. Pero sucedió que, un día, después de seis meses y más, estando sentado junto al piano, solo, tocando con cierta desgana, ¡Eureka! ¡Lo volvió a conseguir!
Es así como el músico triste encontró el secreto: que lo que
está más allá sólo viene a ti cuando no estás intentando atraparlo o
manipularlo, pues es tan vasto que no es posible controlarlo, solo llega por
sorpresa.
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