Cierto día, un cuervo se
hallaba subido en un árbol y desde ahí observó a un pajarero que ponía granos
de arroz en el suelo, tendía una red cerca de éstos, y después se escondió.
En ese mismo instante, el
jefe de una bandada de palomas atravesaba los aires con su comitiva y vieron
los granos de arroz. Como las palomas quisieron cogerlos, el jefe les dijo:
— ¡Esperen...! Si este
bosque está inhabitado, ¿cómo puede suceder que haya arroz en el suelo?
Indudablemente aquí debe haber alguna trampa.
Al oír aquellas palabras,
una paloma joven exclamó:
—Si hubiésemos de escuchar
siempre a los viejos y proceder con toda cautela, nunca haríamos nada y jamás
podríamos encontrar nuestro alimento.
Acto seguido, todas las
palomas se lanzaron a los granos de arroz y quedaron aprisionadas en la red.
Entonces, la mayor de las palomas levantó su voz:
—Es necesario alzar el
vuelo todas al mismo tiempo; así arrastraremos con nosotras la red, porque de
otra manera, nuestros esfuerzos desordenados no servirían más que para
ahogarnos en sus mallas.
Todas las palomas volaron
juntas y levantaron la red.
El pajarero corrió tras
ellas; pero al poco tiempo las perdió de vista, viendo al pajarero detenerse se
preguntaron qué deberían hacer. Su jefe les dijo:
—He visto desde las alturas
al rey de los ratones, que por casualidad habita en las márgenes del próximo
río. El roerá la red con sus dientes.
Y al unísono se dirigieron
hacia el escondite del rey de los ratones, quien al ver en los aires a las
palomas cogidas en la red, se preguntó qué quería decir aquello.
El jefe de las palomas, ya
ante el ratón, le contó lo sucedido, y luego agregó:
—Roe las ligaduras de mis súbditos,
y en pago contarás con mi vida.
“Sacrificarse por salvar a sus
súbditos —se dijo el ratón— es cosa que no aprueban los hábiles en política.”
Luego escuchó:
—Amigo mío, no te preocupes
por salvar mi cuerpo que es perecedero; ocúpate mejor en salvar mi reputación.
Salva pues, la vida de mis súbditos, aun al precio de mis días.
Al escuchar estas palabras, el
ratón comenzó a roer las ligaduras que sujetaban a las palomas. Después
considerando su amigo al jefe de las palomas, cumplió con él las leyes de la
hospitalidad y le abrazó. La paloma se despidió luego del ratón y partió con su
acompañamiento hacia el lado del cielo por donde sale el Sol.
El ratón, despidiéndolas,
quedó a la puerta de su madriguera.
El cuervo, testigo de todo lo
que había pasado, sobrecogido de admiración, le dijo al ratón:
—Eres digno de elogio,
y quiero tenerte por amigo.
— ¿Qué amistad puedo contraer
yo contigo? Yo soy la presa, tú eres el devorador.
Además, el prudente no debe
tener más relaciones con otros que las que dicta la naturaleza.
El cuervo replicó:
—La unión de los insensatos
está fundada en
el temor y en la avaricia;
pero la unión de las
personas honestas, sean
quien es fueren, tiene su
origen en la virtud.
Bidpai
*Sabiduría *Admiración *Respeto *Solidaridad *Cooperación
*Prudencia *Libertad
*Esfuerzo *Obediencia *Gratitud *Liderazgo *Convivencia
*Amistad
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