Uno de los baldes estaba rajado y el otro era perfecto.
Este último estaba siempre lleno de agua al fin de la
larga caminata desde el torrente hasta la casa, en cuanto el rajado
llegaba medio vacio.
Por largo tiempo esto fué así, con la señora que llegaba a la casa con solamente un
balde y medio de agua.
Naturalmente el balde perfecto estaba muy orgulloso de su
própio resultado y el pobre balde rajado tenia vergüenza de su defecto, de lograr hacer sólo la mitad de aquello que debería
hacer.
Depués de dos años, reflexionando sobre su propia y amarga derrota por estar rajado, el balde habló con la señora durante el camino:
Tengo vergüenza de mi mismo, porque esta rajadura que tengo me hace perder la mitad de
el agua durante el camino hasta tu casa”!
La anciana sonrió:
“Has observado que lindas flores hay solamente en tu lado
del camino?"
- ”Yo siempre supe de tu defecto y llevando planté semillas de flores en tu lado en el
camino."
“Y todos los dias, cuando regresabamos, tú las regabas.”
“Por dos años pude recoger aquellas bellísimas flores para adornar la mesa!"
“Si tú no fueras como eres, yo no habría tenido aquellas maravillas en mi casa!"
“Cada uno de nosotros tenemos algún defecto.
Pero el defecto que cada uno de nosotros tenemos, es el que hace que nuestra convivencia sea interesante y
gratificante”.
“Es preciso aceptar a cada uno por lo que es ...
Y descubrir lo que tiene de bueno en él.”
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