Querido
papá, mis manos son pequeñas, por favor no esperes perfección cuando tiendo la
cama, hago un dibujo, o lanzo la pelota.
Mis
piernas son pequeñas, por favor, camina más lento para que pueda ir junto a ti.
Mis
ojos no han visto el mundo como tú lo ves, por favor déjame explorarlo, no me
limites innecesariamente.
El
trabajo siempre estará allí, pero yo seré pequeño sólo por un corto tiempo, por
favor ten paciencia para explicarme las cosas maravillosas de este mundo y
hazlo con alegría.
Mis
sentimientos son frágiles, te pido por favor que estés pendiente de mis
necesidades, no me regañes todo el día, a ti no te gustaría que lo hicieran
contigo.
Trátame
como a ti te gustaría ser tratado.
Soy
un regalo especial de Dios, por favor atesórame como Él quiso que lo hicieras,
respetando mis acciones, dándome principios y valores con los cuales vivir, y
enseñándome amorosamente.
Necesito
tu apoyo y tu entusiasmo, y no tus críticas para crecer.
Por
favor no seas tan estricto, recuerda: puedes ser crítico con las cosas que hago
sin criticarme a mí.
Por
favor, dame libertad para tomar mis propias decisiones.
Permite
que me equivoque para que pueda aprender de mis errores.
Así
algún día, estaré preparado para tomar las decisiones que la vida requiere de
mí.
Por
favor, no lo hagas todo tú. Eso me hace sentir que mis esfuerzos no cumplieron
con tus expectativas.
Yo
sé que es difícil, pero deja de compararme con mi hermano, yo soy yo.
No
temas alejarte de mí por un corto tiempo. Los niños necesitamos vacaciones de
los padres, así como los padres necesitan vacaciones de sus hijos.
Dame
ejemplos de vida espiritual, para que pueda conocer a Dios, para que en mi
futuro, pueda disfrutar y compartir el amor con mi prójimo.
Muchas
gracias, Tu hijo.
“Debemos
tener nuestros oídos muy alerta cuando nos habla un niño ya que muchas veces
escucharemos cosas que jamás en nuestra vida hayamos oído. Esto es producto no
de sus conocimientos, sino de que Dios está hablándote a través de ellos”.
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