Las secuelas que estos niños pueden sufrir son tanto
físicas, psicológicas y sociales, como es fácil de comprender.
No esperemos a detectar cualquier tipo de maltrato
buscando sólo magulladuras o golpes más o menos graves y evidentes. A veces
estos no se producen y aun así el pequeño está sufriendo abusos.
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Debemos
por ello, tanto desde nuestro ámbito cotidiano como desde los diversos
servicios de salud estar al tanto de aquéllos signos y síntomas que nos hagan
entender que un niño está pasando por un calvario de este tipo. DALE PLAY (Trata de no llorar)
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